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Seguimos en combate

Fecha: 

14/02/2025

Fuente: 

Verde Olivo

Autor: 

A los asaltos a los cuarteles Carlos Manuel de Céspedes y Moncada no se llegó por una decisión festinada de un grupo de jóvenes. Fue la comprensión de que el estado de cosas imperantes en la nación solo podía cambiarse por la fuerza. Urgía remover al país y sacarlo del letargo en el que lo habían puesto sus dirigentes, con escasas excepciones como la de Antonio Guiteras.

La obtención del poder, incluso por la fuerza, se presentaba como una tarea en extremo difícil; algunas personas la vieron imposible. Sin embargo, tomar los destinos de Cuba en las manos no bastaba para que se cumplieran las aspiraciones del pueblo y se lograran satisfacer las necesidades básicas. Era necesario un camino a seguir que indicara el rumbo.

Fidel, principal organizador de la Revolución, encargó al joven poeta Raúl Gómez García la elaboración de un documento que sería dado a conocer con posterioridad a la toma de los cuarteles. Llevó por nombre A la nación y ha trascendido como el Manifiesto del Moncada.

Uno de sus objetivos principales era el llamado a que la población se uniera a la lucha contra el tirano que había sumido al país en un «cuadro patético y doloroso». Sin embargo, su importancia historiográfica también estriba en asumir que la nueva gesta es una continuidad de la Guerra de los Diez Años y los intentos que le sucedieron. Esto permite establecer un nexo con el ideario martiano, pues en su preparación de la Guerra del 95 también entendió que era lógicamente una continuación de las contiendas anteriores, pero no como meros hechos cronológicos, sino por la verdadera confluencia de propósitos.

Y es que Martí, desde su entrada a la historia nacional, ha sido una figura que, de una manera u otra, ha dibujado al país que merecen los cubanos. Por esa razón, el Manifiesto del Moncada resaltó su figura: «En 1853 con el nacimiento de un hombre luz, comenzó la Revolución cubana; en 1953 terminará con el nacimiento de una república luz».

Los puntos abordados en el Manifiesto del Moncada se pueden resumir de la siguiente manera:

  • Rompimiento con el pasado triste y corrupto del país.
  • Respeto a la institucionalidad y los derechos humanos.
  • Rol de la juventud en el cambio del país.
  • Respeto a las tradiciones de lucha del país.
  • Seguimiento del ideario de Martí.
  • Importancia de la solidaridad internacional.
  • Equidad en el país.

Otra de las ideas esenciales es que la Revolución es para todos, y por eso «declara su amor y su confianza en la virtud, el honor y el decoro del hombre y confiesa la intención de utilizar los que valen de verdad».

Momentos antes de salir para el asalto al Cuartel Moncada, Fidel leyó el Manifiesto y Raúl Gómez García hizo lo mismo con su poema Ya estamos en combate, que en una de sus partes reza:

En nuestra sangre hierve el hado azaroso
De las generaciones que todo lo brindaron,
En nuestros brazos se alzan los sueños clamorosos
Que vibran en el alma superior del cubano
Ya estamos en combate.

Fachada del Cuartel Moncada en Santiago de Cuba.
Foto: Prensa Latina
Juicio del Moncada
Foto: Fidel Soldado de las Ideas
Fidel en Bayamo, el 25 de julio de 2006
Foto: Jorge Luis González