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Celia y la educación

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Boletín Revolución

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En la historia del magisterio cubano, muchos han sidolos educadores que, con su obra, contribuyeron a la instrucción de las masas populares y prepararon, a su vez, el camino para el cambio social necesario, este es el caso de Celia Sánchez Manduley, quien es un paradigma en el
cambio de la vida de los cubanos, en la transformación de su sistema socioeducativo. Fue la que interpretó y ejecutó, desde la etapa en la lucha insurreccional, el pensamiento pedagógico del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
   
La historia de la educación en Cuba cuenta con una grandiosa tradición pedagógica enriquecida por grandes educadores que desde el siglo XIX se destacaron hasta la actualidad.
 
Es así que la historia de la Educación, como lo ha definido López, J. (2006): constituye una disciplina encargada de la reconstrucción del pasado desde una interpretación integral de las influencias educativas formales y no formales, que permiten entender mejor el presente y proyectar el futuro a partir de la experiencia que el pasado ofrece a los profesionales de la educación.
 
Celia patrocinó y colaboró en la construcción de una concepción formativa desde la educación ambiental, artística y vocacional. Estimuló un cambio significativo, para materializar la educación del ocio y el tiempo libre de los ciudadanos, como expresión de la cultura general
integral.
 
Realizó un cambio significativo para materializar la educación del ocio y el tiempo libre de los ciudadanos, como expresión de la cultura general integral: las contribuciones socioeducativas de Celia están contextualizadas en toda la historia de la Revolución. Fue promotora de
construcciones de edificaciones educativas y recreativas.
 
Se fortaleció la formación político-ideológico-internacional.
 
Se aprobó la Constitución de la República, donde se precisaba qué tipo de hombre se deseaba formar y el papel que debía jugar la educación en la sociedad.
 
Alegó para esta sociedad de forma especial para los cuadros y dirigentes del país la superación personal y docente.
 
Celia Sánchez Manduley como educadora social y ser una digna representante del activismo, el cual utilizó de forma intuitiva y empírica, para la formación de los futuros ciudadanos cubanos.
 
A partir de lo antes expuesto, la autora, basada en el estudio de la figura objeto de estudio, hace la aportación de la definición de labor socioeducativa: Es la intervención en la planeación y proyección de programas revolucionarios con reconocimiento social de orden cultural
y socioeducativo, desarrolladas para las grandes mayorías, desde facultades morales y políticas gubernamentales con la participación popular.
 
Celia Sánchez Manduley provocó un impacto social a través de las actividades educativas ejecutadas sobre los problemas sociales imperantes en la época en que vivió. Incidió en diferentes áreas: tiempo libre, educación especializada, formación socio laboral, educación ambiental,
salud y paz, para lograr la educación permanente. Además de los medios de comunicación, la comunidad y su expansión en el ámbito nacional e internacional.
 
En Celia, sí se puede hablar de acciones-operaciones; basadas en convicciones, valores, de modos de desarrollar el acto educativo, aplicadas a la solución de problemas concretos de la realidad, heredados o surgidos en el fragor de la batalla, que exigía una solución empírica inmediata.
Utilizando ese método, hizo grandes contribuciones a la educación cubana, no solo ejecutando los ideales del Comandante Fidel Castro, sino aportando nuevas ideas y soluciones a los problemas de la educación del pueblo. Con el estudio de la obra martiana las contribuciones socioeducativas de Celia evolucionan a estadios superiores de desarrollo: la necesidad de colocar al niño en un ambiente de estudio a través de creación de escuelas, aunque fueran en condiciones improbables, consideró altamente los valores y convicciones manifestadas para
salvaguardar el patrimonio histórico de la Revolución Cubana a favor de la educación. Lo que realmente le sostenía era que el niño fuera feliz, aprendiera, creciera armónicamente, se formaran como hombres de bien para toda la vida y apoyaran los postulados de la revolución socialista.
 
Por tanto, si estos lo hacen bien, consiguen el en último, que es la transformación del ser humano y del medio social en que se desenvuelve, como realmente lo logró la figura objeto de estudio por lo que resulta de suma importancia conocer la concepción educativa que se asume.
 
En el caso de la figura objeto de estudio, se puede plantear que, en su labor, se manifiesta una concepción socioeducativa en el desarrollo de la educación cubana, que va dirigida hacia la formación de una concepción científica del mundo, y su influencia en la formación del hombre, el carácter condicionante e histórico-concreto y dialéctico de la educación.
 
Además, por considerar que la labor socioeducativa de Celia, transforma la realidad educativa en el tiempo que vivió y sus resultados son reconocidos por las personas que educó para la vida, las instituciones y la sociedad en general. De esta manera resulta necesario determinar
las contribuciones socioeducativas de Celia Sánchez Manduley en la concepción de su obra resultante.
 
La primera contribución la realizó al fundar en 1947 la escuela primaria en el municipio de Pilón. Manifestó su interés y lo útil de este centro escolar para dar solución al problema educacional de esa comunidad.
 
A partir de 1953 inicia desde su voluntaria participación de forma pública, la forja de sentimientos, respeto y fidelidad hacia nuestro Héroe Nacional, al incorporarse a la expedición que colocó el busto de José Martí en el Pico Turquino, Sierra Maestra. Contribución que mantiene su
vigencia a nivel nacional e internacional.
 
Participó junto al Comandante Fidel Castro, en la elaboración de los planes educacionales que tendrían presentes después del triunfo revolucionario.
 
Recibió de los doctores Ordaz y Corona la primera cartilla. Inicia las primeras clases para alfabetizar a algunos guerrilleros.
 
En mayo de 1958, se inauguró la escuela con el nombre de Pastor Palomares López, en El Naranjo, Santo Domingo, Sierra Maestra, cercano a la Comandancia de La Plata, donde residía la dirección del Movimiento. El maestro que inició las clases fue rebelde Rolando Torres Sosa, el
barberito.
 
Desde el triunfo revolucionario, fue una tarea sistemática continuar en la ciudad la labor socioeducativa.
 
Inició el rescate de la idiosincrasia de los niños cubanos, radicados en el exterior, sus padres, miembros del Movimiento 26 de Julio emigraron ante la persecución.
 
Los niños procedentes de la Sierra Maestra, hijos o familiares de mártires, colaboradores campesinos del Ejército Rebelde, y familiares de contrarrevolucionarios trasladados hacia La Habana, por orientación de Celia había que incorporarlos, de forma voluntaria, al estudio.
 
Fueron ubicados en diferentes hogares, viviendas residenciales, incluyendo en su propia casa de la calle 11, en El Vedado. En cada uno de estos lugares recibieron, primero, la atención médica requerida y luego la enseñanza, según el nivel de escolaridad.
 
Atendió directamente los problemas de cada uno, luego, delegó en su equipo de trabajo para continuar la solución de las dificultades que tenían. Al examinar los mismos, los resultados eran comunicados directamente al Comandante Fidel Castro, siempre fueron resultados satisfactorios.
 
El Comandante Fidel Castro y Celia Sánchez Manduley, mantuvieron la comunicación sistemática con el pueblo, con vista a organizarlo para la defensa del país, convencidos de que primero había que crearles conciencia de los cambios que se estaban operando, deciden iniciar esta labor y armar primero a los estudiantes universitarios, luego a los obreros, y campesinos. Llevar a los a los jóvenes educandos, a lugares de las zonas montañosas del país, donde lucharon y que vivieran parte de cómo se hizo la revolución.
 
Entonces existía la seguridad, que con conciencia revolucionaria, ideología y tesón en los jóvenes, el futuro de la patria estaría asegurada, representada por aquellos, los más sacrificados, los mejores entre los buenos, como fueron los fundadores de la primera Milicia Revolucionaria
Estudiantil (MNE). Brigada Universitaria José Antonio Echeverría, creada el 26 de octubre de 1959 por nuestro Comandante Fidel Castro, estaba presente Celia Sánchez Manduley.
 
¡Celia era un genio de la humanidad!, ¡se ocupaba de todo, no solo del Comandante, de nosotros también!
(…) La noche del 26 de octubre de 1959, es inolvidable para mí. Fidel se reunió con nosotros en la colina de la Universidad, subí a la tribuna, donde estaba la presidencia, recuerdo que dijo: «Hay que armar a los obreros, los campesinos y a los estudiantes».
 
Celia continuó desarrollando la transformación educacional del país, con los niños y los jóvenes, al poner en práctica su intuición activista; fundó escuelas, con objetivos diferentes: la primera escuela Internacional cubana José Martí en Santa María del mar, primero para niños repatriados, luego para estudiantes hijos de mártires y combatientes de la Revolución y más tarde, para la mayoría de los niños que entraron a Cuba afectados por la guerra, algunos de África, América, y otros de Europa.
 
A partir de 1960 y 1977, Celia favoreció la instrucción de infantes de otros países, inició la puesta en práctica de uno de los principios de la política exterior de la Revolución Cubana, solidaridad con niños y jóvenes del tercer mundo. Fundó la primera escuela Internacional José Martí en Santa María del mar en 1960, en las casas que eran mansiones, donde residían, parte de la gran burguesía habanera.
 
Primero fueron ubicados los niños repatriados cubanos, además de los hijos de cubanos, ya sean de mártires, de combatientes de la guerrilla o del movimiento clandestino, luego incorporó niños que procedían de las zonas montañosas y jóvenes estudiantes de África, América, Europa e incluso hijos de padres residentes en Estados Unidos