Discursos e Intervenções

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto con los estudiantes universitarios en la Ciudad Académica de Cracovia, efectuado el 8 de junio de 1972

Data: 

08/06/1972

Queridos amigos de la Ciudad Universitaria de Cracovia:

Como ustedes comprenderán perfectamente bien, no es fácil organizar un acto aquí (APLAUSOS).  La tribuna, las oleadas de los estudiantes y las circunstancias son desfavorables (RISAS).  Lo mejor de todo es el entusiasmo y el calor de ustedes (APLAUSOS).  ¡Pero hay demasiado entusiasmo!  Por eso no voy a intentar pronunciar un discurso, no voy a intentar profundizar mucho en los problemas.

En el día de hoy hemos recorrido la Cuenca Roja de Silesia.  En el día de hoy tuvimos ocho mítines en cuatro horas, con los obreros de Silesia.  Ahora tenemos una reunión aquí con esta "cuenca juvenil" de la Ciudad Universitaria.  Pero quiero hacer una pregunta:  ¿Se podría llamar también la "cuenca roja" de la Juventud de Cracovia?  (EXCLAMACIONES DE:  "¡Sí!" )

He visto aquí algunas cosas que indican el espíritu revolucionario:  los letreros, las consignas, y por último este gran cuadro del Che que preside el acto (EXCLAMACIONES DE:  "Viva Che!").

Ustedes son jóvenes.  Se supone que tengan que pensar en el futuro, se supone que ustedes quieren hacer también revolución.  ¿Pero qué revolución van a hacer ustedes ahora?  Ya se hizo la revolución social en Polonia.  Polonia marcha, Polonia progresa.  Yo no sé si ustedes están conformes o quieren todavía mucho más...  Quieren más, pero yo les pregunto si ustedes quieren más en el orden material (EXCLAMACIONES DE:  "¡Sí!").

Dice el traductor que ustedes no entendieron bien (RISAS).

Yo estaba pensando en otra cosa:  he estado pensando en otros pueblos, he estado pensando en otras juventudes en otras partes del mundo.  Ni siquiera estaba pensando en Cuba.  Nosotros no producimos 12 millones de toneladas de acero, nosotros no producimos 12 millones de toneladas de cemento, nosotros no producimos 150 millones de toneladas de carbón como producen ustedes en Polonia; sin embargo, hemos podido hacer algo por nuestros jóvenes, por nuestros estudiantes.

En nuestro país existen también centros para becados universitarios, construimos nuevas edificaciones para los estudiantes, dedicamos muchos recursos a las construcciones de escuelas.  No pienso por tanto en Cuba:  pienso en otros pueblos de América Latina, pienso en otros pueblos de Africa, pienso en otros pueblos de Asia; pienso en aquellos países donde todavía un 60 o un 70% de la población no sabe leer ni escribir; pienso en aquellos países donde el promedio de vida es de 35 a 40 años —la mitad del promedio de vida de Europa—-; pienso en aquellas regiones del mundo donde todavía hay mucha pobreza y mucha miseria; pienso en una humanidad que hoy tiene 3 500 millones de habitantes y que dentro de 25 años tendrá 6 000.  Pienso en el gran reto que eso significa para la juventud de estos tiempos, pienso en el gran reto que eso significa para los jóvenes de los países revolucionarios, pienso en el gran reto que eso significa para ustedes.  Pienso en los problemas que tendrá el mundo en las próximas décadas, problemas que tendrán que ser resueltos en primer término por la revolución, problemas que tendrán que ser resueltos por la ciencia y por la técnica.  Con la revolución solo no se resuelven todos los problemas, por la revolución se comienza.  Se resuelven con el desarrollo técnico, con el desarrollo de las fuerzas productivas, con el desarrollo de la capacidad de las masas.  Pero para lograr eso es preciso la revolución.

Nosotros les podemos decir a todos los jóvenes procedentes de diversos países de Asia, de Africa y de América Latina nuestra convicción de que para desarrollarse hay que hacer la revolución.  Mientras haya terratenientes y latifundistas, mientras haya oligarcas, mientras haya capitalistas, mientras haya monopolios extranjeros dominando la economía, no podrá haber solución a los problemas sociales.  Luego el mundo en los años futuros necesita la revolución, la revolución que está por hacer en muchos pueblos del mundo.

Y el problema de ustedes, a nuestro juicio, es saber cómo se integrarán los jóvenes de los países socialistas a ese proceso revolucionario.

Es posible que muchos de ustedes como técnicos, como ingenieros, como médicos, tengan que trabajar un día en América Latina, en Asia o en Africa.  Es necesario que ustedes, como jóvenes de los países socialistas, profundicen en la conciencia revolucionaria, profundicen en la ideología.  No debemos olvidarnos que el capitalismo existe todavía en países ricos, en países industrializados, que tratan de ejercer su influencia sobre nuestros jóvenes, sobre los jóvenes de los países del Tercer Mundo, e incluso sobre los jóvenes de los países socialistas.  No debemos olvidar que en el mundo se libra una batalla ideológica.  Y, ¿con qué tratan de conquistar la mentalidad de las masas y la mentalidad de los jóvenes?  Alentando el egoísmo individual, alentando las ambiciones personales, introduciéndonos sus hábitos, sus costumbres, su modo de ver la vida.

En los países capitalistas la vida se mira a través del egoísmo:  del egoísmo nacional y del egoísmo individual.  Nos tratan de corromper mostrando sus consumos suntuarios; nos tratan de seducir diciendo que en Estados Unidos hay tantas decenas y decenas de millones de automóviles, diciendo que tienen tantos y tantos millones de estas y de las otras cosas.  Tratan de ignorar el hecho de que una gran parte de los recursos naturales de los pueblos del mundo han sido sustraídos por los imperialistas yankis; ignorar el hecho de que millones de hombres y mujeres mal pagados en el mundo trabajan para los monopolios yankis.  Tratan de ignorar el hecho de que los países capitalistas no solo explotaron a sus trabajadores durante decenas y decenas de años, no solo sacaron plusvalía de sus propios obreros:  extrajeron plusvalía de las colonias, de las viejas y de las nuevas colonias y de las neocolonias.  Tratan de ignorar el hecho de que explotaron al mundo sometieron el mundo al atraso, a la incultura y a la miseria, para acumular los capitales que hoy poseen.  Tratan de hacer olvidar que más de la mitad de la población del mundo está mal alimentada, mal vestida, no sabe leer ni escribir.  Tratan de ignorar el hecho de que en una gran parte del mundo, los niños, los hombres, las mujeres, no tienen zapatos, no tienen hospitales, no tienen escuelas, no tienen medicinas.

Tratan de ocultar aquel hecho que dijo Carlos Marx de que el capitalismo surgió al mundo chorreando sangre por todas partes.  Tratan de ocultar el hecho de que el capitalismo y el imperialismo han sido los causantes de las grandes guerras, donde han muerto decenas y decenas de millones de seres humanos.  Tratan de ocultar el hecho de que el imperialismo todavía libra guerras agresoras y genocidas.  Tratan de que nos olvidemos de la lucha de los pueblos por su liberación.  Tratan de que nos olvidemos de los crímenes que se cometen en Viet Nam.  No debemos ignorar que sobre ese país se han lanzado 12 millones de toneladas de bombas.  No debemos ignorar que sobre ese país se ha causado una terrible destrucción.  No debemos ignorar que millones de hombres, mujeres y niños han muerto bajo los destructores bombardeos.

Hoy visitábamos nosotros el campo de concentración de Oswiencim.  Allí quedan los recuerdos, allí quedan las fotografías, allí quedan los restos de los pabellones de la muerte, allí quedan los restos de los crematorios donde incineraban 8 000 ó 10 000 personas diariamente.  ¿Por qué se llegó a eso?  ¿De dónde salieron las ideas que inspiraron esos crímenes?  De los egoísmos, de los egoísmos individuales y nacionales, del sentimiento de desprecio hacia otros pueblos, de la falta de solidaridad, del imperio de los instintos más primitivos del hombre.  Eso fue lo que trajo al mundo el capitalismo, eso fue lo que trajo al mundo el imperialismo.

Durante miles de años la humanidad contemplará con horror y con repugnancia los crímenes que allí se cometieron.

Cuatro millones de víctimas se dice fácilmente, pero cuatro millones de víctimas son aproximadamente la mitad de la población actual de Cuba; cuatro millones de seres humanos que pasaron por aquellos campos, por aquellas barracas, por aquellos suplicios, por aquellas horcas, por aquellas cámaras de gas, por aquellos crematorios.

Cuando se piensa en tales hechos tenemos un ejemplo claro de adónde condujo la filosofía del liberalismo burgués, adónde condujo la filosofía del mercantilismo. Y nosotros y ustedes tenemos que pensar que aún subsisten en grandes zonas del mundo esas ideas, que aún imperan esas ideas criminales e inhumanas, que aún hoy se cometen crímenes parecidos, y que es deber de la humanidad, es deber de la juventud, luchar en el terreno de la solidaridad, luchar en el terreno de la conciencia, luchar en el terreno de la ideología, a fin de que algún día sean barridos de la faz de la Tierra hasta los últimos vestigios de tales ideas retrógradas, de tales ideas que son indignas de la especie humana.

Por eso pensamos que todos tenemos una gran tarea, ustedes y nosotros.  Ustedes más que nosotros, porque son la juventud que crece, son la juventud que vivirá en el mundo de los próximos decenios.  Ustedes, estudiando, trabajando, profundizando en su propia conciencia, profundizando en su propia ideología.

Para nosotros los cubanos, para nuestro pueblo, no hay tarea más importante en la etapa actual que la formación de nuestra juventud, juventud que se forma en el estudio y en el trabajo, juventud que se forma en las ideas revolucionarias, juventud que se forma en la comprensión de los problemas del mundo de hoy, juventud que tiene y tendrá una participación cada vez mayor en el proceso revolucionario.

Podemos decir que en la etapa actual nuestro pueblo prepara a sus jóvenes para el futuro en el campo de la cultura, en el campo de la técnica, en el campo de la ciencia.  Una juventud que se educa ajena a los sentimientos chovinistas, a los egoísmos nacionales, una juventud que se educa en el más profundo espíritu internacionalista, porque el mundo de mañana tiene que ser el mundo de la solidaridad, el mundo del internacionalismo, la antítesis de lo que la humanidad en las sociedades de clase ha conocido hasta hoy.

Eso fue seguramente lo que Carlos Marx quiso decir cuando le preguntaron qué ocurriría después del comunismo, y dijo:  "El día que se haya establecido el comunismo en el mundo habrá finalizado la prehistoria de la humanidad".

Queridos amigos, queridos jóvenes:  nuestro deseo es que ustedes sean una "cuenca roja" del pensamiento revolucionario, una cuenca roja de la juventud revolucionaria; nuestro deseo es que ustedes sean un ejemplo para la juventud de Polonia.

¡Vivan los jóvenes revolucionarios!

¡Viva el internacionalismo proletario!

Muchas gracias.

(OVACION)

VERSIONES TAQUIGRAFICAS DEL CONSEJO DE ESTADO